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TEMA 2
CLASIFICACIÓN DE COSTES POR OBJETO DE COSTE
Lo primero que tenemos que hacer es definir exactamente qué es el objeto de coste: llamamos objeto de coste al ítem o factor para el cual queremos conocer su coste.
Lo más habitual en empresas de tipo industrial es que el objeto de coste sea el producto fabricado (el sistema de costes está estructurado para llegar a calcular el coste de ese ítem).
Sin embargo, para otras empresas el objeto de coste es un pedido (que puede englobar varios productos diferentes) o incluso un proyecto (que puede ser una combinación de productos y servicios).
Bien, pues esta clasificación trata de identificar la relación de los factores (costes), con el objeto de coste. Es evidente que todos los factores consumidos tienen una relación con el objeto de coste, pero en unos casos esa vinculación es más evidente o directa que en otros.

COSTES DIRECTOS
Bajo este epígrafe se incluyen aquellos costes que tienen una relación directa con el objeto de coste considerado, es decir, aquellos en los que se puede identificar directamente el consumo vinculado al objeto.
Por ejemplo, la mano de obra es, en general, un coste directo, puesto que se puede asignar fácilmente a cualquier objeto de coste mediante las horas empleadas en ese objeto.
COSTES INDIRECTOS
Aquellos costes que, estando vinculados al objeto de coste, no podemos identificar directamente la cuantía o proporción a asignar. Supongamos que queremos calcular el coste de un producto, existen costes que están vinculados a la producción, como por ejemplo, la amortización de la maquinaria. Sin embargo, no podemos determinar directamente el importe exacto de esos costes que debemos repercutir sobre cada unidad. Para estos costes, debemos encontrar un criterio que nos permita identificar en qué medida son consumidos esos recursos.